Larimar Films busca aumentar la exportación de largometrajes dominicanos

Luces, cámaras, y dispara. Durante varias semanas se filmó “Código Paz”, filme que requirió importar armas y balas de salva. La película de acción conllevó, además, contratar seguridad nacional para cuidar el armamento militar y un equipo de médicos para resguardar la integridad de los actores. Este filme estrenado en 2014 totalizó ingresos de RD$23.5 millones y atrajo a 132,095 personas a las salas de cine. Detrás de esta producción se encuentran Elsa Turull y Antonio De Alma Iglesias, propietarios de Larimar Films.

El cine es color de rosa. Sus películas desatan guerras y batallas para lograr el amor de la protagonista. Es un pensamiento que encaja con el crecimiento sostenible de la industria cinematográfica en República Dominicana. Con 13 años desarrollando contenido audiovisual, tienen bajo su sello películas como “¿Quién manda?”, “Camino a Higüey”, “Al sur de la inocencia” y “En tu piel”.

Desarrollar el guión de un documental puede tardar seis meses, proceso que puede costar entre US$15,000 y US$30,000, dependiendo del autor a contratar. La ejecutiva resaltó que su obra prima “¿Quién manda?” contó una inversión de RD$24 millones, logrando recaudar RD$45.7 millones por la venta de 270,269 taquillas.

Explicó que el productor asociado, Frank Perozo, buscó lo intangible, es decir, la participación de personas sin disfrute de sueldo. “Para realizar la película hubo un desprendimiento económico para llevar ese primer proyecto adelante, es decir, una suma de voluntades”, afirmó.

Además, para realizar una película existe una inversión sin cuantificar, que son los intercambios entre marcas, empresas y la estrategia publicitaria. “La publicidad no está avalada dentro de los incentivos fiscales que otorga la Ley de Cine… realizar una estrategia comercial puede costar entre RD$30 millones y RD$40 millones”, aclaró. En tanto, destacan que el filme “Flor” contó con un presupuesto de RD$48 millones.

¿Vale la pena invertir en el cine? Los ejecutivos, tienen la respuesta. “Nosotros entendemos que esta industria es para sembrar, no para cosechar. Es el momento de invertir para aportar al desarrollo del futuro”, considera De Alma Iglesias. Sin embargo, Turull reconoce que el sector empresarial está dispuesto a apoyar la filmación de nuevos proyectos cinematográficos.

Exportar

Para internacionalizar el cine se necesita crear contenido de calidad. Así lo define Turull en conversación con elDinero, quien destaca que los connacionales no residentes tienen la oportunidad de consumir las películas locales mediante plataformas, estrenos y festivales.

“Para llegar a nuevos mercados, nosotros, los productores, tenemos que aumentar la calidad y buscar historias que puedan exportarse, pero al mismo tiempo que sean de interés del público. Esto significa que hay una búsqueda constante para mejorar y crecer”, explicó.

De Alma Iglesia consideró que la cultura de América Latina aún se desconoce. “Los contenidos audiovisuales relacionados con los latinoamericanos están empezando a generar interés en Asia y Europa, porque es un público que está deseoso de conocer nuestra cultura”, agregó.

República Dominicana registra una población de 10.8 millones de personas, pero el mercado de América Latina asciende a 400 millones, lo que presenta “una oportunidad” para captar un nuevo público mediante la proyección de películas en las salas de cine internacionales. A esta acción se le llama coproducción.

En 2021, concluyó el rodaje de “La estrategia del mero”, una alianza tripartita entre Brasil, Puerto Rico y Colombia. Esta producción cuenta con temática LGTBQI.

Además, dijo que en el 2022 dirigió dos documentales altagracianos, uno protagonizado por la soprano Nathalie Pena Coma y otro sobre lo que sucede dentro de la basílica de Higüey, siendo una coproducción y en este 2023 anunciará las fechas de estreno.

Desafíos

Larimar Films se define como defensor del talento dominicano que apuesta por la creatividad y la exportación. Y no es para menos, la Unión Europea (UE) reconoció a la casa productora con el premio EPA 2022, en la categoría Exportador del año en el sector de servicios. “Nuestras producciones han cruzado las fronteras, llegando a la pantalla grande de Asia, Europa y América del Sur”, afirmó la vicepresidenta de la empresa.

Asimismo, destacó que la Ley 108-10 permite beneficios fiscales para el desarrollo de proyectos cinematográficos y que directores internacionales acojan al país como su destino fílmico. “La ley es la fuerza motora de la industria cinematográfica nacional, su impacto económico se evidencia en la creación de nuevas empresas que dedican sus operaciones a suplir las grabaciones, el desarrollo de carreras técnicas y así como el surgimiento de filmación”, explicó Turull.

La Ley de Cine 108-10 prohíbe realizar largometrajes en idiomas extranjeros. Esta acción, según De Alma Iglesias, es una limitante para el desarrollo de audiovisuales en inglés, sin tener que recurrir a subtítulos al momento de ser estrenada en naciones anglófonas y francófonas.

Asimismo destacan que para aplicar al Artículo 34 se requiere de un contenido mínimo de 70 minutos de duración, lo que dificulta realizar producciones para la pantalla chica o plataformas de videos de suscripción.

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