La deuda pública y el contexto económico

La deuda pública es una preocupación latente en República Dominicana. Sin embargo, el concepto preocupación no debe ser visto como algo negativo, sino como el interés que tiene el Estado de lograr que ese endeudamiento sea útil, productivo y genere valor agregado para la economía.

Todos los gobiernos dominicanos de los últimos 22 años han tenido que endeudarse por una razón u otra. En todo caso, la pregunta más idónea sería: ¿para qué?
Tomar un préstamo, sea una familia, empresa o el Estado, sólo es positivo si se hace para algo que habrá de retribuirlo con utilidades.

El presidente Luis Abinader heredó una administración cargada de retos en términos económicos y de salud. Más adelante se agregó el problema de la inflación global que le ha impedido ejecutar más a tiempo su proyecto de Gobierno.

Los subsidios, como consecuencia de los planes implementados para apoyar a la población más vulnerable, se han tragado parte de los recursos disponibles para otras áreas.

Sin embargo, lo mismo ha sucedido con otros presidentes de la República cuando han llegado a la gestión del Estado. Hipólito Mejía tuvo que enfrentar una crisis financiera, pero antes tuvo que emitir bonos soberanos para terminar importantes obras de infraestructura.

En 2004 vuelve Leonel Fernández a ocupar la Presidencia en un contexto de inestabilidad económica por los efectos de la crisis bancaria, lo que obligó a su gestión a modificar el esquema impositivo, apretar la política monetaria y, además, se vio en la necesidad de enfrentar la crisis financiera global de 2008.

Luego de ocho años de gestión de Fernández, llega Danilo Medina y su primera decisión fue aprobar una reforma al sistema tributario, pues debía encarar el déficit fiscal heredado del gobierno anterior. La deuda, por supuesto, siguió aumentando.

En 2020 asume Abinader y en apenas dos años de gobierno promedia más de US$4,000 millones anuales en endeudamiento, superando a sus antecesores. Es harto conocida la circunstancia en que llega al Gobierno.

Sin ánimo de justificar la deuda, pero sí reconocer la realidad, el pensador y filósofo español José Ortega y Gasset hablaba de que “el hombre es él y su circunstancia”. Quiere decir, entonces, que cada Presidente, partiendo de su realidad, ha tenido que endeudarse. Hay un elemento adicional en este contexto.

Los dominicanos piden mejores servicios, pero la presión tributaria, es decir, la relación de los ingresos respecto al producto interno bruto (PIB), apenas llega al 14.5%. Al 31 de julio de este año, según el Ministerio de Hacienda, el saldo de la deuda externa e interna del sector público no financiero (SPNF) alcanzó los US$51,994.9 millones, representando el 47.7% del PIB.

En estos días, el Gobierno dominicano depositó en el Congreso Nacional el proyecto que modifica el Presupuesto General del Estado 2022, el cual no contempla la necesidad de financiamiento adicional y estima un alza de los ingresos por RD$66,606.5 millones.

El contexto global reta a los países a ser planificados, proyectando su futuro a mediano y largo plazo sobre la base de sectores productivos eficientes.

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